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Vivir a 5.000 millas de distancia: la madre que cruza el Atlántico para pagar las facturas en 10 días

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Conoce a Courtney El Refai, una mujer de 32 años, casada y madre de una niña, que tiene uno de los viajes laborales más largos de Suecia: 5.000 millas de ida y vuelta hasta California, donde trabaja como enfermera NICU por días. Ella se ha convertido en una figura conocida en redes gracias a un clip viral titulado "La vida no tan glamorosa de vivir entre dos continentes" que ya suma más de 11.000 seguidores. El Refai describe que, además de la distancia, la diferencias horarias de nueve horas obligan a reajustarse constantemente, y que se siente desconectada de sus seres queridos tanto en Suecia como en Estados Unidos. Vive entre maletas, sin sentirse 100% en casa en ninguno de los dos lugares. Este fenómeno, conocido como superconmutación, es cada vez más común entre quienes viajan por trabajo entre países. Y el costo no es menor: se estima que cada vuelo redondo cuesta alrededor de 450 dólares.

Vivir a 5.000 millas de distancia: la madre que cruza el Atlántico para pagar las facturas en 10 días

La vida bicontinental: horarios imposibles, maletas y noches en habitaciones ajenas

La vida entre Suecia y Estados Unidos es más que una maleta: es una lucha diaria contra un reloj de nueve horas. Cuando está en California, El Refai trabaja diez días seguidos en un hospital de la zona de San Francisco Bay Area. Entre estancias, se aloja en una habitación de un colega por 50 dólares la noche. En Suecia, la pareja vive en un apartamento de alquiler que cuesta menos de 1.500 dólares al mes y se desplaza en transporte público. Además, paga impuestos en ambos países, pero sostiene que vale la pena: el salario en la Bay Area es alto y el costo de vida en Suecia es menor que en California. En diciembre, la pareja se mudó a Suecia buscando un entorno más feliz para criar a su familia, según Business Insider.

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Costo, salario y la matemática de la superconmutación

El Refai no es la única persona que recorre estos caminos: ejemplos de otros superconmutadores muestran que la decisión es puramente financiera y de balance personal. Kyle Rice, desarrollador de software para EMS, gasta más de 1.500 dólares al mes en viajes entre su casa en New Castle, Delaware, y su oficina en Manhattan; y aun así recibe un ingreso de seis cifras. Kaitlin Jay, peluquera de Upper West Side, viaja regularmente 600 millas entre NYC y Charlotte y gasta alrededor de 1.000 dólares al mes en vuelos, transporte, comida y alquiler. Para ella, compensa vivir más barato en el Sur para trabajar en la Gran Manzana y obtener mejores ingresos. Para El Refai, el costo de cada viaje redondo ronda los 450 dólares. A pesar del precio, el salario en la Bay Area y el menor costo de vida en Suecia hacen que valga la pena. La pareja se mudó a Suecia en diciembre por ser un lugar considerado más feliz para criar a su hija.

Costo, salario y la matemática de la superconmutación

Entre dos hogares: una decisión de dos naciones

La decisión de vivir entre Suecia y Estados Unidos surge de la búsqueda de equilibrio familiar y profesional. En Suecia, la vivienda es más asequible y el transporte funciona bien; en Estados Unidos, el salario puede ser alto y la gente encuentra oportunidades laborales que no siempre se rerealizan igual en el otro país. Además, la historia de El Refai se entrelaza con la realidad de pagar impuestos en ambos países; una realidad legal que muchos trabajadores transnacionales deben enfrentar. La familia busca un balance que funcione para su hija y para ellos, aceptando el costo emocional de la distancia a cambio de oportunidades económicas y de estilo de vida que valoran.

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Realidad emocional y promesa de equilibrio

La propia El Refai admite que este modo de vida es 'absolutamente outrageous' y que la mayor recompensa es el equilibrio entre vida laboral y familiar. En su clip viral, ella dice: "Imaginen tener seis semanas libres después de trabajar 10 días en un patrón repetido". También apunta: "Básicamente se siente como si fuera una mamá que se queda en casa… y soy libre para hacer lo que quiero hacer". "Eso es algo que ningún trabajo de 9 a 5 me dará". Con todo, su historia invita a la reflexión: ¿vale la pena vivir entre dos países para conseguir esa libertad y ese progreso para la familia? ¿Qué opinas? Deja un comentario y comparte tu visión.

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