Plan para un mega-resort de lujo desfigura el Monte Sinaí: la campaña estatal que amenaza el lugar donde Moisés recibió los Diez Mandamientos
Lo que para muchos peregrinos y beduinos es un lugar sagrado parece amenazado por un nuevo proyecto de lujo. Lo ven como una plaga de Egipto. El Gran Proyecto de Transfiguración propone convertir el área en un polo turístico de cinco hoteles, cientos de villas y un centro de visitantes de 1,4 acres, junto con un complejo comercial alrededor del Protectorado de Santa Catalina. El gobierno egipcio lo presenta como un regalo para el mundo y todas las religiones, con una fecha de finalización prevista para 2026. Pero para muchos, ese anuncio suena a profanación.
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Qué propone exactamente el Gran Proyecto de Transfiguración
El plan incluye cinco hoteles, cientos de villas, un centro de visitantes de 1,4 acres y un complejo comercial en y alrededor del Protectorado de Santa Catalina. El proyecto es presentado como una forma de turismo sostenible y de preservación del patrimonio, pero críticos afirman que llega impuesta desde fuera y prioriza el lucro por encima de las comunidades locales. "Este es el Gran Proyecto de Desfiguración", dijo John Grainger, ex gestor de un proyecto de la Unión Europea para la zona, a New Lines Magazine. El proyecto recibe apoyo oficial y se presenta como un regalo al mundo, pero las críticas advierten que podría desfigurar la región y desplazar a la población local.
Impacto humano y cultural en Beduinos y monumentos
En juego está la tribu beduina Jebeleya, guardianes históricos del monasterio durante siglos. Su forma de vida está en riesgo mientras se producen desplazamientos y destrucción: hogares y campamentos turísticos han sido derribados sin compensación, y se han exhumado tumbas para facilitar un nuevo estacionamiento. El Monasterio de Santa Catalina, del siglo VI, es uno de los monasterios cristianos en funcionamiento más antiguos del mundo y fue declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2002. La región alberga reliquias cristianas valiosas y es un centro para múltiples tradiciones religiosas. "Esto no es desarrollo tal como lo ven los Jebeleya", dice Ben Hoffler, escritor británico que ha trabajado con la comunidad beduina. "Es desarrollo impuesto desde fuera para servir a intereses de extraños, y cambiará para siempre su lugar en su tierra".
Respuesta y tensión internacional
Grecia es la única potencia extranjera que ha expresado públicamente su oposición, citando su vínculo con el Monasterio de Santa Catalina. En mayo, un fallo judicial egipcio afirmó que el monasterio se encuentra sobre tierras del estado y que la organización solo tiene derecho a usar el terreno y los sitios arqueológicos circundantes. El Arzobispo Ieronymos II de Atenas denunció la decisión como una expropiación de la propiedad del monasterio, calificándola de amenaza para su identidad. Tras reuniones diplomáticas, Grecia y Egipto anunciaron la protección de la identidad griega ortodoxa y del patrimonio cultural del monasterio. A la sombra de esto, hay temores de que la vigilancia y la represión afecten a quienes se oponen: "la policía secreta en San Catrina vigila todo tan de cerca... hemos tenido spyware en los teléfonos; siguen a la gente en la calle", comenta Hoffler.
Un dilema para el futuro: ¿progreso o preservación?
El proyecto plantea un choque entre desarrollo económico y preservación cultural y religiosa. ¿Puede un mundo que llama al turismo ‘regalo para todos’ respetar la memoria de un lugar sagrado y de sus comunidades vulnerables? La historia invita a reflexionar sobre hasta qué punto el crecimiento debe darse en nombre de la modernidad sin sacrificar la identidad, la fe y la vida de quienes ya llamarán hogar a este paisaje milenario. ¿Qué piensas? Deja un comentario y comparte tu visión sobre este dilema.