«No creo en Dios, sé que existo»: Carl Gustav Jung y su experiencia de muerte clínica
El destacado psiquiatra suizo Carl Gustav Jung vivió un episodio que marcó su vida: a los 68 años sufrió un fuerte ataque al corazón que casi le roba la vida. Durante ese trance, se encontró a miles de kilómetros de la Tierra ante una piedra gigantesca que se convertía en un templo que parecía guardar todos los secretos de su existencia. Una figura de médico, rodeada por un halo dorado, le dijo que su hora aún no había llegado y le instó a regresar. Al despertar, la desilusión fue profunda, y ese episodio lo llevó a repensar la naturaleza de la mente y de la vida: la conciencia no se limita al cuerpo y la muerte podría ser un umbral.
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La búsqueda del significado: religión, inconsciente y arquetipos en Jung
Desde joven Jung mostró un interés profundo por la religión y la espiritualidad. Sus estudios del inconsciente y de los arquetipos se entrelazaron con símbolos y mitos religiosos de distintas culturas. Para él, las imágenes religiosas expresan estructuras psíquicas profundas compartidas por toda la humanidad. Intentaba entender cómo el inconsciente colectivo da forma a nuestra visión del mundo y a nuestro lugar en él.
El trance místico: detalles y promesas
En su episodio, Jung sintió que, si avanzaba, obtendría respuestas sobre el pasado, el futuro y la propia esencia de la existencia. Sin embargo, antes de entrar en la visión, la figura del médico, envuelta en un resplandor dorado, lo detuvo con la certeza de que su tiempo no había llegado. Al regresar a la realidad, lo invadió una profunda desilusión, pero también una convicción nueva: la vida continúa, incluso cuando el cuerpo no está despierto. Estas experiencias lo empujaron a replantear la naturaleza de la psique y la posibilidad de un plano más allá de lo físico.
La interpretación de Jung y su entrevista con la BBC
Quince años después, el 22 de octubre de 1959, Jung habló con la BBC, con 84 años y aún activo en su trabajo. El periodista John Freeman le preguntó si creía en Dios y si la muerte era el fin. La respuesta fue contundente: la psique trasciende el mundo material y no está sujeta a las leyes físicas; la conciencia no desaparece al morir. Señaló también que no hay que descartar fenómenos extraordinarios solo por no encajar con la ciencia; estos indicios señalan una forma de continuidad del ser. Estas experiencias reforzaron su convicción de un plano espiritual de la realidad.
¿Qué nos deja esta historia?
Tras su recuperación, Jung analizó a fondo sus visiones. Concluyó que esas experiencias validaban la existencia de un plano espiritual y que ciertos aspectos de la psique no están limitados por el espacio o el tiempo. La gran pregunta persiste: ¿existe vida después de la muerte? ¿Qué significa esto para nuestra idea de nosotros mismos y del mundo? Deja tu opinión en los comentarios. Si te interesa, acompáñame a mi canal de Telegram sobre psicología, desarrollo personal y motivación. También puedes apoyar el canal mediante el enlace en la publicación. Gracias por leer.