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La gángster china que convirtió un harén de 16 jóvenes en su máquina de poder

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Lo más inquietante: Se Caiping, conocida como «Sister Se», convirtió a 16 jóvenes en su harén para alimentar su poder. Durante años dirigió más de 80 casinos por toda China, facturando decenas de millones de yuanes al mes. En 2009, un tribunal de Chongqing la condenó a 18 años de prisión. Este es el relato de una mujer que desafió los estereotipos del crimen organizado y dejó una huella imborrable en su mundo.

La gángster china que convirtió un harén de 16 jóvenes en su máquina de poder

Orígenes: de trabajadora de impuestos a artífice de una red de casinos clandestinos

Se Caiping nació en 1963, en Ban’an, un distrito de Chongqing. En su juventud trabajó en la inspección de impuestos, pero pronto se dejó seducir por el juego; cada noche se reunía en mesas de cartas en las calles de la ciudad. Pensó que si el juego le daba tanto placer, ¿por qué no convertirlo en negocio? Disponía de influencias: era nuera de Wen Qian, antiguo jefe de la policía de la ciudad y luego jefe del Buró Municipal de Justicia de Chongqing. Wen Qian no solo ayudó a abrir el primer casino clandestino, sino que se convirtió en cómplice en la gestión de su imperio criminal. El primer éxito fue asombroso: las ganancias del casino superaron diez veces su salario en la oficina de impuestos. Dejó el servicio público y se dedicó por completo al juego clandestino, adoptando el alias de «Sister Se».

Orígenes: de trabajadora de impuestos a artífice de una red de casinos clandestinos

El imperio crece: reglas, seguridad y alcance

Su enfoque era profesional: con experiencia en finanzas, habilidad para tejer redes y reclutar una poderosa fuerza de seguridad, se convirtió en una de las organizadoras más exitosas del juego ilegal en China. Para la seguridad de los jugadores y la discreción, impuso normas estrictas. En pocos años, bajo su mando, surgieron más de 80 casinos en China, generando decenas de millones de yuanes al mes. Cientos de matones trabajaban para ella, y uno de los locales quedaba justo frente al Tribunal Superior de Chongqing. Con la riqueza llegó el lujo: vivía en una villa, conducía coches deportivos, vestía prendas de diseñador y frecuentaba restaurantes y clubes de élite.

El imperio crece: reglas, seguridad y alcance

Vida de lujo y una caída anunciada

La vida personal de la «Sister Se» se fue deshilachando: su matrimonio terminó y su marido consumía sustancias prohibidas, dejando la relación en una mera transacción. A los 43 años, buscando emociones más intensas, conoció en un club nocturno a un joven apuesto y le ofreció un «trabajo especial» con una generosa remuneración: cientos de miles de yuanes en efectivo, acceso a su tarjeta de crédito y la posibilidad de comprar lo que quisiera. Debía complacerla cada noche y obedecerla. Pronto repitió el arreglo con otros jóvenes, pero los gastos crecían sin control. Sus hombres reclutaban directamente a los chicos en clubes para llevárselos a su mansión, y el grupo llegó a 16 jóvenes bajo un control estricto: no podían salir de la casa durante años.

Vida de lujo y una caída anunciada

El punto de quiebre y la sentencia

La caída comenzó cuando la prensa y la policía empezaron a interesarse en su figura. Un proverbio chino dice que, cuando todo es cómodo, surgen tentaciones. La investigación reveló una red de casinos ilegales, pero no pudo probar que mantuviera a los jóvenes en la casa; los hombres no testificaron por miedo a perder las ganancias prometidas. Un testigo afirmó la verdad, pero se retractó ante amenazas o al darse cuenta de que no recuperaría su dinero. En 2009, Se Caiping se declaró culpable de organizar una banda y de operar un juego clandestino. Fue condenada a 18 años de prisión y a una multa de 1 millón de yuanes. Tenía 50 años al momento de su arresto; su imperio había durado casi 30 años.

El punto de quiebre y la sentencia