La década de los voltios: por qué EE. UU. usa 110 V mientras el mundo cambia a 220 V
Un siglo de diferencias eléctricas que separa continentes y hábitos. ¿Por qué en Estados Unidos se siguen usando 110 voltios cuando gran parte del mundo adopta 220 voltios? La respuesta no es solo técnica: es una historia de decisiones históricas, infraestructuras heredadas y preguntas de economía que afectan la vida cotidiana de cada hogar. Este relato recorre la lucha entre dos genios del siglo XIX, Thomas Edison y Nikola Tesla, y las ideas que definieron la red eléctrica mundial. Detrás de cada enchufe hay una decisión que persiste; entenderla ayuda a comprender por qué el día a día eléctrico luce tan diverso.
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La gran disputa: Edison, Tesla y la promesa de la corriente alterna
Thomas Edison promovía la corriente continua a aproximadamente 100 voltios para alimentar la iluminación de las calles de Nueva York. Pero esa tecnología tenía pérdidas cuando se transmitía a largas distancias, lo que obligaba a construir muchas centrales cercanas. Fue entonces cuando Nikola Tesla propuso la corriente alterna, capaz de subir y bajar el voltaje con transformadores para transmitir a largas distancias sin pérdidas prohibitivas. Edison reaccionó con campañas públicas que mostraban a la corriente alterna como peligrosa; sin embargo, la alterna triunfó y se convirtió en el estándar mundial.
EE. UU. y el 110–120 V: seguridad, legado e inercia
Con la adopción de la corriente alterna, Estados Unidos optó por mantener un voltaje de alrededor de 110 voltios por consideraciones de seguridad: se creía que un choque a esa intensidad era menos fatal. Con el tiempo, ese valor aumentó a 120 V, pero la cifra base se mantuvo como norma oficial. La decisión de conservar la tensión existente respondió también a la necesidad de no reemplazar toda la infraestructura y los equipos, lo que habría supuesto costos enormes. El resultado es un sistema que ha coexistido durante décadas con una tensión que muchos dispositivos siguen funcionando en el rango de 110–120 V, incluso mientras otros países avanzaron a 220–230 V.
La transición soviética: 220 V para reducir costos y aumentar la eficiencia
Después de la Segunda Guerra Mundial, la economía necesitaba modernizarse. Subir la tensión a 220 V permitía disminuir la corriente a la mitad, reduciendo la necesidad de conductores voluminosos y costosos. Así, el voltaje mayor se convirtió en una decisión económica frente a la infraestructura heredada. Hoy, aunque el ГОСТ moderno establece 230 V como norma, la mayoría de los electrodomésticos y redes domésticas siguen operando a 220 V. Esto evidencia una transición gradual hacia normas europeas y una economía de escala que aún no se completa.
50 Hz vs 60 Hz: el otro factor que complica un estándar global
No es solo cuestión de voltaje: la frecuencia de la corriente también difiere. En Estados Unidos se utiliza 60 Hz, mientras que en Rusia y la mayor parte de Europa se adoptan 50 Hz. Esta diferencia influye en el rendimiento de motores, electrodomésticos y sistemas de audio. Los dispositivos modernos suelen adaptarse a distintos estándares, pero crear un único estándar mundial requeriría cambios masivos y costos gigantescos.