La ciencia de perder peso y por qué tu cerebro está programado para mantenerte gordo
Durante décadas se nos ha dicho que perder peso es cuestión de voluntad: comer menos, moverse más. Pero la ciencia moderna ha demostrado que eso no es exactamente así. Más sobre ello en un momento. Pero antes, volvamos la vista atrás, unos cientos de miles de años, para examinar a nuestros primeros antepasados humanos. Porque gran parte de la dificultad que hoy enfrentamos para perder peso puede deberse a ellos, tal vez el caso definitivo de culpar a los padres.
In This Article:
- El peso como salvavidas para nuestros antepasados
- Cuando se pierde peso, el cuerpo reacciona como si fuera una amenaza para la supervivencia
- El cerebro defiende el peso y puede «recordar» lo que pesaba
- La memoria del peso explica las recuperaciones tras la dieta
- La salud no es lo mismo que ‘un peso bueno’
- La obesidad requiere un enfoque social así como individual
- Etapas tempranas de la vida y control del apetito
- Qué hacer si quieres perder peso
- La obesidad como condición biológica y no fallo personal
- No estás solo
- Notas finales y colaboración
El peso como salvavidas para nuestros antepasados
Para nuestros primeros antepasados, la grasa corporal era una salvavidas: demasiado poco podría significar inanición, demasiado podría ralentizarlos. Con el tiempo, el cuerpo humano se hizo notablemente bueno para proteger sus reservas de energía mediante defensas biológicas complejas ancladas en el cerebro. Pero en un mundo donde la comida está en todas partes y moverse es opcional, esos mismos sistemas que una vez nos ayudaron a sobrevivir ahora dificultan la pérdida de peso.
Cuando se pierde peso, el cuerpo reacciona como si fuera una amenaza para la supervivencia
Cuando alguien pierde peso, el cuerpo reacciona como si fuera una amenaza para la supervivencia. Las hormonas del hambre se disparan, los antojos de comida se intensifican y el gasto energético desciende. Estas adaptaciones evolucionaron para optimizar el almacenamiento y uso de energía en entornos con disponibilidad de comida fluctuante. Pero hoy, con nuestro fácil acceso a comida barata y densa en calorías y con rutinas sedentarias, esas mismas adaptaciones que una vez nos ayudaron a sobrevivir pueden causarnos algunos problemas.
El cerebro defiende el peso y puede «recordar» lo que pesaba
Como se muestra en nuestra investigación reciente, nuestros cerebros también tienen poderosos mecanismos para defender el peso corporal – y pueden “recordar” de cierta manera cuál era ese peso. Para nuestros antepasados, eso significaba que si el peso se perdía en tiempos difíciles, sus cuerpos serían capaces de “volver” a su peso habitual durante tiempos mejores. Pero para nosotros, los humanos modernos, significa que nuestro cerebro y nuestro cuerpo recuerdan cualquier ganancia de peso en exceso como si nuestra supervivencia y nuestras vidas dependieran de ello. Así, en efecto, una vez que el cuerpo ha sido más pesado, el cerebro llega a tratar ese peso superior como la nueva normalidad – un nivel que siente obligado a defender.
La memoria del peso explica las recuperaciones tras la dieta
El hecho de que nuestros cuerpos tengan esta capacidad de “recordar” nuestro peso anterior más alto ayuda a explicar por qué muchas personas recuperan peso tras las dietas. Pero, como muestran las ciencias, esa recuperación de peso no se debe a una falta de disciplina; más bien, nuestra biología está haciendo exactamente lo que evolucionó para hacer: defenderse frente a la pérdida de peso. Aquí es donde los fármacos para perder peso como Wegovy y Mounjaro han ofrecido una nueva esperanza. Funcionan imitando hormonas intestinales que indican al cerebro que reduzca el apetito. Pero no todos responden bien a estos fármacos. Para algunos, los efectos secundarios pueden dificultar su adherencia, y para otros, los fármacos no parecen provocar pérdida de peso. También suele ocurrir que una vez que se detiene el tratamiento, la biología se reafirma – y el peso perdido regresa.
La salud no es lo mismo que ‘un peso bueno’
Además, la investigación está mostrando que una buena salud no es lo mismo que ‘un peso bueno’. Por ejemplo, el ejercicio, el sueño de calidad, una nutrición equilibrada y el bienestar mental pueden mejorar la salud cardíaca y metabólica, incluso si la cifra en la balanza apenas cambia.
La obesidad requiere un enfoque social así como individual
Por supuesto, la obesidad no es solo un problema individual: necesita un enfoque de toda la sociedad para abordar las causas profundas. Y la investigación sugiere que varias medidas preventivas podrían marcar la diferencia: invertir en comidas escolares más saludables, reducir la publicidad de comida chatarra a niños, diseñar barrios donde caminar y andar en bicicleta sean prioritarios frente a los coches, y que los restaurantes sirvan porciones estandarizadas.
Etapas tempranas de la vida y control del apetito
Los científicos están prestando especial atención a etapas clave de la vida temprana — desde el embarazo hasta alrededor de los siete años — cuando el sistema de regulación del peso de un niño es particularmente maleable. De hecho, investigaciones han encontrado que cosas como lo que comen los padres, cómo se alimentan los bebés y los hábitos de vida tempranos pueden moldear cómo el cerebro controla el apetito y el almacenamiento de grasa durante años.
Qué hacer si quieres perder peso
Si buscas perder peso, aún hay cosas que puedes hacer: centrarte menos en dietas drásticas y más en hábitos sostenibles que apoyen el bienestar general. Priorizar el sueño ayuda a regular el apetito, por ejemplo, mientras que la actividad regular — incluso caminar — puede mejorar tus niveles de azúcar en la sangre y la salud del corazón.
La obesidad como condición biológica y no fallo personal
La línea final es que la obesidad no es un fallo personal, sino una condición biológica modelada por nuestros cerebros, nuestros genes y los entornos en los que vivimos. La buena noticia es que los avances en neurociencia y farmacología están abriendo nuevas oportunidades de tratamiento, mientras que las estrategias de prevención pueden cambiar el panorama para las generaciones futuras.
No estás solo
Si has luchado por perder peso y mantenerlo, recuerda que no estás solo, y no es tu culpa. El cerebro es un oponente formidable. Pero con ciencia, medicina y políticas más inteligentes, estamos comenzando a cambiar las reglas del juego.
Notas finales y colaboración
Este artículo fue comisionado como parte de una colaboración entre Videnskab.dk y The Conversation. Puedes leer la versión en danés de este artículo, aquí.