La bondad auténtica no se escucha: se siente en la atmósfera
A menudo prestamos atención a señales evidentes: lo que dicen o cómo se comportan. Pero la verdadera bondad, la que nace del alma de una persona, trasciende las palabras y las acciones. Es lo que se siente, lo que cambia la atmósfera a nuestro alrededor. Un día, a un maestro sabio le preguntaron: — ¿Cómo saber si una persona es buena, de alma limpia? ¿Qué dice? ¿Qué hace? El maestro sonrió y respondió: «El asunto no está en lo que dice, ni siquiera en lo que otros esperan de él. La verdad está en la atmósfera que ese hombre trae consigo. Cuando entra una buena alma, se siente. El aire parece más claro, la habitación más cálida, y todo parece un poco mejor. Esa es la mayor prueba de la bondad.» La bondad, como la luz, puede iluminar todo a lo que toca. No se trata de gestos ruidosos o palabras a la moda; se trata de cómo hacen sentir a los demás cuando están cerca.
La risa revela la verdad del alma
Por otro lado, continuó el maestro, también puedes percibir la presencia de una persona negativa o dañina. Probablemente lo has sentido: una inquietud repentina, un cambio de humor o una pesadez en el aire. Cuando entra alguien con energía negativa, la atmósfera se tensa y no entiendes por qué. Es porque su energía en el espacio tiende a alejar, no a calmar. Esta idea dialoga con las palabras de Fiódor Dostoievski, quien dijo: «Si quieren examinar a una persona y conocer su alma, no se fijen en cómo calla, ni en cómo habla, ni en cómo se inquieta por ideas nobles, obsérvenla mejor cuando ríe. Quien ríe bien, es buena persona». La risa sincera, libre de malicia o crueldad, es una señal fiable de un alma despreocupada y buena. Cuando la risa de alguien eleva el ánimo de la sala, no la aplasta a los demás, puedes estar seguro de que allí hay bondad.
La risa de un niño, una ventana al alma
La risa es una ventana al alma de una persona. Con el tiempo se tarda en entender su carácter, pero si ves cómo sonríe o cómo se ríe, al menos una vez, puedes descubrir su esencia. Recuerda la inocencia y la pureza de los niños. ¿Has visto cómo se ríe un niño? Hay algo mágico en la risa infantil que llena una habitación de alegría. Los niños ríen con todo su ser, sin las cargas de la vida; por eso sus sonrisas son tan hermosas. Al crecer, a veces perdemos esa habilidad, pero quienes conservan el don de la risa sincera son realmente especiales. Así que recuerda: la risa es la prueba más fiel del alma. ¿Qué opinas? Deja un comentario. Si te gustó, dale like y suscríbete para más contenido.