Estudiante ahorra a toda costa para estudiar en Suiza: se alimenta de comida para gatos y dona sangre para pagar el alquiler
Un joven originario de China, que se presenta en redes como «Lovky skryaga» (el más ahorrativo), se convirtió en un fenómeno en Internet al contar cómo financia su educación en el extranjero. Tras trabajar en Shanghai y acumular alrededor de 300.000 yuanes (aproximadamente 3,5 millones de rublos), decidió intentar un doctorado en un destacado instituto de investigación en Suiza, cuna de uno de los costos de vida más altos del mundo. Su historia muestra que la educación en un país caro exige sacrificios extremos. Sin embargo, para sostenerse durante los años de estudio, descubrió que ese dinero no sería suficiente, especialmente porque a los estudiantes extranjeros no se les permite trabajar legalmente. Este contexto llevó al joven a bautizar su ahorro como un 'arte aparte' de la vida. Entre los sacrificios: la alimentación. Para aumentar su ingesta de proteínas, decidió alimentarse con comida para gatos.
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¿Quién es este estudiante? Biografía y planes
El joven no da su nombre. Es originario de China y terminó una carrera de medicina en su país. Después trabajó en Shanghai y logró reunir cerca de 300.000 yuanes (aproximadamente 3,5 millones de rublos). Con ese dinero pretendía ingresar a un programa de posgrado en un instituto de investigación destacado en Suiza, un país con un costo de vida extremadamente alto. Al poco de empezar, se dio cuenta de que ese ahorro no alcanzaría para toda la duración de sus estudios. «En Suiza, a un posgrado para vivir le hacen falta entre 1000 y 1500 francos suizos al mes», explicó. Observó que muchos estudiantes que financiaban su educación por sí mismos abandonaban la universidad ya en el tercer año, incapaces de pagar alquiler y matrículas. Además, los extranjeros no pueden trabajar legalmente; la única salida fue una austeridad aún mayor. Lo denomina un 'arte aparte' de vivir.
La realidad de vivir en Suiza: costos y desafíos para estudiantes extranjeros
En Suiza, un estudiante de posgrado necesita entre 1000 y 1500 francos suizos al mes para vivir. Este gasto, combinado con alquiler y matrículas, ha llevado a muchos a abandonar la universidad en el tercer año por no poder cubrir los costos. La situación de quienes vienen de otros países complica aún más el panorama: sin permiso para trabajar legalmente, la única vía es una gestión extremadamente austera de los recursos. Este contexto empuja a convertir la austeridad en una forma de vida.
Sacrificios extremos: comida para gatos y donaciones de sangre
Para cubrir su demanda proteica cuando la comida convencional escaseaba, decidió recurrir a la comida para gatos. Explicó: «un paquete de 3 kg de comida para gatos cuesta 3,75 francos y contiene un 32% de proteína. Eso significa que por cada franco obtienes 256 unidades de proteína. Es más barato que cualquier otra comida que probé en Suiza». Advertencia: no se debe mezclar la comida para gatos con leche. Y la forma de disimular su olor es comerla junto con cacahuates. Además, para completar el presupuesto, dona sangre a cambio de comida: en Suiza la compensación es más generosa que en su país. «Recibes bebidas y chocolate, sándwiches, sopa, patatas fritas y dulces. Es como un buffet», afirma.
Mirando hacia el futuro: Harvard, Boston y una vida de ahorro
A pesar de todo, el joven no planea abandonar la austeridad. Después de la maestría, planea hacer una pasantía en Harvard y luego quedarse en Boston, viviendo según su filosofía de 'ahorro saludable'. Su historia invita a reflexionar sobre el costo de la educación y las decisiones extremas a las que se ven obligados muchos estudiantes extranjeros en países caros.