El secreto para ser popular en la escuela: no es ser el más extrovertido, sino gustar primero
Una chica es coronada prom queen. En cada escuela hay un puñado de estudiantes que todos dicen “hola” y que a menudo son elegidos para el baile de la reina o el rey, o para el consejo estudiantil. Pero, ¿qué rasgos hacen que algunas personas sean tan populares y otras pasen desapercibidas? ¿Son los más queridos también los más atléticos o los que tienen el mejor promedio? ¿Son más extrovertidos, más divertidos o más atractivos? Investigadores entrevistaron a miles de estudiantes de secundaria y pidieron a cada uno que enlistara a las personas que les agradaban en la escuela. El hallazgo fue claro y sorprendente: los populares tenían las listas de personas a las que les gustaban más largas que las de cualquier otro grupo. La idea central es simple: si te gustan a muchas personas, es probable que muchas te quieran de vuelta. Y aunque ya no estés en la secundaria, ser popular tiene beneficios en el trabajo, en la iglesia o en el vecindario. Vanessa Van Edwards, experta en comunicación, lo dice con claridad: aprender a gustar es una habilidad que podemos entrenar para ser más simpáticos.
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La regla de la popularidad: gustar a muchos te acerca a que te quieran de vuelta
El hallazgo es directo: si te gustan muchas personas, muchas te devuelven ese afecto. Este fenómeno se conoce como la reciprocidad de gustar. Aunque la idea pueda parecer simple, tiene una implicación poderosa: cuanto más te gusten los demás, más posibilidades habrá de que te acepten y te apoyen en distintos espacios de la vida, desde el aula hasta el trabajo.
Reciprocidad y autoestima: una advertencia sobre la autoimagen
La reciprocidad de gustar funciona, pero hay una salvedad: las personas con baja autoestima a veces no reciprocarán el afecto porque lo sienten como desequilibrante. Por eso, para que el efecto funcione de manera positiva, primero hay que aprender a quererse a uno mismo. Cuando te gustas a ti mismo, aumentan las probabilidades de que te gusten también los demás y se crea un ciclo de amistad que se expande de forma natural.
Cómo entrenar para gustar: ser el primero en decir algo amable
La experta Vanessa Van Edwards destaca una estrategia concreta: aprendemos a gustar cuando somos explícitos al decirlo. Dijo en The Dan Buettner Podcast: “Aprende a gustar. De hecho, sé libre con tus gustos. Los chicos más populares eran los que primero gustaban. En otras palabras, caminaban por el pasillo y decían: ‘Hola, Dan. Hola, Sarah. Hola, Joy.’ Son los que entran a una clase y dicen: ‘¿Quieres sentarte conmigo?’ Son invitadores. Son gustadores. Buscan lo bueno. Y así, podemos entrenarnos para ser más agradables buscando y cazando gustos.” En la práctica, se trata de estar abierto a la gente y de buscar lo positivo en los demás, incluso cuando resulten un poco difíciles.
Un ciclo virtuoso de amistad: lo que significa para la vida real
La idea final es que quien gusta a otros tiene más probabilidades de ser gustado a su vez. Esto crea un ciclo positivo: al expresar interés genuino por los demás, expandimos nuestro círculo de amistades y fomentamos relaciones más sanas en cualquier lugar, desde la escuela hasta el trabajo. Pero, para que este ciclo funcione, hace falta empezar por quererse a uno mismo y practicar la amabilidad de forma constante.