El secreto más audaz para el mac and cheese: un ingrediente que sorprende
Curtis Stone, chef de renombre, revela el truco definitivo para obtener el mac and cheese más extraordinario. La gran revelación: utiliza varias variedades de queso, incluido el queso azul, para conseguir un sabor que sorprende y divide a quien lo prueba. El video, publicado en la cuenta de Coles, promete convertir un plato familiar en una experiencia de restaurante en casa. Este no es un mac y queso cualquiera: es una guía de técnicas que eleva el sabor, la textura y el aroma.
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Mezcla de quesos: cheddar madurado, Colby y queso azul
Curtis dice: "Me voy a ir a lo grande con el queso" y recomienda combinar cheddar madurado, Colby y queso azul. El queso azul aporta un golpe de sabor intenso, mientras que el cheddar y el Colby aportan profundidad y cremosidad. Esta tríada se funde en la bechamel y, finalmente, en la pasta, para crear un sabor que redefine el plato clásico.
Preparación de la bandeja: perfumar desde el inicio
Antes de hornear, la bandeja se engrasa con mantequilla derretida para evitar que se pegue. Luego, un diente de ajo partido por la mitad se frota con la punta de un tenedor por el interior de la bandeja para perfumar sin dominar. Después, se espolvorea parmesano en el fondo para que se adhiera a la mantequilla y aporte un sabor inicial.
La bechamel: la química de la cremosidad
La bechamel se prepara calentando la leche y la crema, y uniendo mantequilla y harina para formar un roux. Se añade la leche caliente poco a poco, removiendo, hasta que la mezcla espese y empiece a hervir suavemente. No se debe verter toda la leche de golpe; añade en pequeñas cantidades mientras mezclas. Entre tanto, el chef indica dejar reposar la bechamel 10 minutos fuera del fuego antes de combinarla con la pasta.
Cocción y crujiente superior: el punto final
La pasta se cuece al dente en agua con sal; terminará de cocinar en el horno. La mezcla de bechamel y quesos se reparte sobre la pasta y se cubre con la mezcla de panko, mantequilla y parmesano para un acabado crujiente. Coloca la bandeja en la rejilla superior y hornea a 230 °C durante 10–15 minutos, hasta que la superficie esté dorada, crujiente y burbujeante por los lados. Curtis advierte: el punto exacto es dorado y crujiente por fuera, y cremoso por dentro.