El robot que llena la soledad de Japón: Moflin
En Japón, la soledad ha adquirido contornos culturales profundos. Mientras Labubu arrasa en China y fuera, Moflin aparece como una compañía que podría parecer real: un peluche con inteligencia artificial que aprende y responde. Este pequeño robot del tamaño de la palma llega con su estación de carga, que también funciona como cama. Su chillido es único, una mezcla entre el maullido de un gatito y el chillido de un conejillo de indias. Casio asegura que Moflin puede desarrollar hasta 40,000 rasgos de personalidad, formados por más de 4 millones de características. La primera entrega se agotó en una semana, y su precio es de 59.400 yenes (aprox. 32.000 rublos).
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La fascinación de Japón por lo ‘lindo’ con IA
Los japoneses han hecho de lo tierno una forma de vida, fusionando IA con lo adorable. No es la primera vez que buscan “inventar un gato”: ya existían almohadas que ronronean y, en el pasado, se popularizaron Tamagotchi y el perro Aibo. Con Moflin, la idea de compañía suave y constante continúa evolucionando, prometiendo una presencia que no es un animal real pero que parece entenderte. En una sociedad con altos niveles de aislamiento, la demanda de un compañero afectuoso y estable se siente como una necesidad cultural más que un lujo.
Qué es Moflin
Moflin es una esfera peluda, del tamaño de la palma, impulsada por inteligencia artificial. Se vende con una estación de carga que también funciona como cama y refugio. Su tono de chispa se describe como único, entre el chillido de un conejillo de indias y un gatito. Se mueve y se retuerce con movimientos realistas, y se puede jugar con él como si fuera un animal híbrido entre hurón y conejillo de indias. Las interacciones diarias alimentan y moldean la personalidad de cada Moflin en desarrollo, haciendo que cada unidad sea singular.
Personalidad, crianza y costo
Casio afirma que Moflin puede desarrollar más de 40,000 rasgos de personalidad únicos, formados por más de 4 millones de rasgos individuales. Dependiendo de las condiciones de crianza, puede volverse cariñoso y juguetón o tímido y reservado. Cada Moflin se adapta al dueño, creando un vínculo personal y único. Aunque el precio es alto, para muchos compradores podría resultar más asequible que Labubu en estuches de lujo; la primera tirada se agotó en una semana.
¿Compra o reflexión? Labubu vs Moflin
La mayor ventaja de Moflin es que no es un talismán, sino un juguete-compañía que no exige cuidados extremos. Es un animal de compañía cuya alimentación se puede omitir, pero que ofrece el confort emocional de un ser vivo. Es, ante todo, una invención muy japonesa: un robot que también es una mascota adorable. Personalmente, yo no lo compraría; temo que podría volverse un “animal” que me limite el afecto real, y ya tengo un gato. ¿Y tú? ¿Lo comprarías? Suscríbete y comenta para seguir esta historia de innovación y compañía.