El costo oculto del deseo: la Iglesia advierte que la fornicación puede condenarte al infierno
Según el padre Petr Gurjánov, los fornicadores se hunden por sí mismos en el infierno. Son como muertos vivientes: por fuera pueden parecer normales, pero ante Dios y ante sí mismos no pueden esconderse. En su alma hay oscuridad y miedo. Si te entregas a la fornicación, la desgracia llega inevitablemente: conflictos, escándalos, divorcios, hijos abandonados y enfermedades. Satanás es astuto, y la tentación de romper la séptima mandamiento ("no cometerás adulterio") es la más fácil de caer.
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Entre leyes físicas y espirituales: lo que dicen los sacerdotes sobre el daño del pecado
El padre Andrey Efánov explica que, cuando Dios dio los mandamientos, quiso protegernos de lo que no es normal para la humanidad. Esta es una guía para vivir de manera sana. Existen cosas que matan el cuerpo: venenos, heridas graves y sustancias peligrosas; sabemos que no se debe saltar desde alturas ni usar químicos tóxicos. Pero también hay leyes espirituales: el pecado puede matar el alma. Podemos vivir en pecado un tiempo, incluso con apoyo temporal, pero cuando llega la hora de partir, el alma separada de la vida no podrá existir en la Eternidad junto a Dios. Además, la intimidad fuera del matrimonio no es parte de una relación verdadera; la intimidad es un vínculo del amor que debe vivir dentro del matrimonio, porque todo lo demás son sustitutos que nunca pueden dar la plenitud de la vida que ofrece la unión conyugal.
La integridad y la relación: el daño de la promiscuidad constante
El padre Fedor Borodín explica que un fornicator está perdido, desconectado de Dios, y eso afecta su estado interior. En primer lugar, no podrá ser una persona con una base interior sólida. En segundo, la vida desordenada suele impedir la felicidad en el matrimonio. Si alguien salta de pareja en pareja, su integridad se rompe: no puede amar plenamente porque parte de su corazón permanece con el pasado. Además, quien no percibe a su pareja como una persona completa la ve solo como cuerpo, sin alma. Busca dominar y poseer sin dar nada a cambio. Estas relaciones suelen desmoronarse ante cambios como envejecimiento o enfermedad. Como decía el apóstol Pablo: "el que se une con la fornicaria se hace uno con ella".
Pureza previa al matrimonio y responsabilidad compartida
Si una persona permanece casto hasta el matrimonio, le resulta más fácil encontrar la felicidad en la vida conyugal, porque puede entregar su amor a una sola persona. La clave del amor cristiano es asumir la responsabilidad total por la pareja: todo se comparte, las alegrías y las cargas. Por eso la Iglesia celebra el sacramento del matrimonio solo para parejas que han registrado su unión en el registro civil: la firma en el registro demuestra que han asumido esa responsabilidad mutua.
Conclusión: camino hacia una vida con sentido
Estas enseñanzas de tres sacerdotes señalan que vivir fuera del matrimonio no trae libertad, sino dolor, conflicto y desintegración. La salida es la fidelidad y el compromiso dentro del matrimonio, con responsabilidad compartida. Si este contenido te hizo pensar, comparte, suscríbete y continúa explorando temas sobre la vida familiar y la fe.