Demasiado delgadas en casa, demasiado delgadas en el extranjero: la batalla de las estudiantes chinas por una belleza que cambia según el país
Cuando las chicas chinas llegan a estudiar al Reino Unido o a Estados Unidos, descubren muy pronto que la batalla no es contra el sol, sino contra la mirada de los demás. En China, la belleza está ligada a la delgadez extrema y a la piel muy clara; muchas usan paraguas para evitar el sol y mantenerla pálida. En el extranjero, esa presión parece desvanecerse: dejan de temerle al sol y dejan de llevar paraguas. Pero esa liberación inicial no trae sólo alivio; aparece un nuevo problema: la versión occidental de la belleza es diferente y exige otro tipo de cuerpo. A veces las propias chicas son consideradas demasiado delgadas o planas, y deben aprender a navegar entre dos cánones contradictorios.
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Meitu y la guerra silenciosa de la delgadez en China
En China, existe una popular aplicación llamada Meitu que permite elongar las piernas, afinar el rostro y suavizar los poros; el todo está calibrado para gustos que a veces son extremos. Fuera de China, esa necesidad de transformarse parece desvanecerse al principio, cuando se descubren otras libertades. Pero el deseo de ajustar la apariencia para encajar con un ideal occidental no desaparece por completo. Con el tiempo, muchas jóvenes chinas en el extranjero comienzan a editar sus fotos para que parezcan más curvilíneas: caderas más amplias, muslos más llenos y labios más gruesos, buscando la silueta de reloj de arena que se ha hecho popular entre los hombres de Occidente.
Una libertad aparente que revela un nuevo estándar: la mirada occidental
La libertad de no estar sometidas a las reglas de la piel pálida tiene un costo: los hombres occidentales a veces prefieren cuerpos con curvas y una figura más marcada. En ocasiones, son señaladas como poco femeninas o como si parecieran niños. Para responder, algunas mujeres vuelven a retocar sus fotos para que sus caderas parezcan más voluminosas y sus senos más prominentes, buscando esa figura de reloj de arena tan venerada en la cultura occidental. Este choque de cánones demuestra que, cuanto más fuerte era la valoración de la delgadez en China, más difícil puede ser la aceptación en un país extranjero que espera otra figura.
Preguntas incómodas y respuestas con filtros: la experiencia de las chinas en Occidente
Un testimonio revela la incomodidad de escuchar frases como: “¿Comes todos los días? ¿Por qué estás tan delgada? ¿Qué comes?” Para responder, algunas vuelven a usar Meitu para ampliar sus piernas, sus caderas y su pecho, buscando la silueta de reloj de arena que les gusta a los estándares occidentales. Entre tanto, una voz de la experiencia resume la tensión: “Los hombres chinos me consideran no lo suficientemente delgada, pero, según los estándares occidentales de belleza, mi cuerpo es delgado y poco saludable.”
Un ciclo que cruza culturas: la presión que llega a otros límites
Y la historia no termina ahí: algunas mujeres chinas que estudian en África o tratan con comunidades africanas comienzan a oscurecer su piel en las apps para ajustarse a otros estándares de belleza. Esta afirmación ilustra la complejidad de la presión global por la apariencia. La experiencia muestra que la identidad y la belleza se negocian en distintos contextos: lo que es deseable en un lugar puede no serlo en otro, y la búsqueda de aprobación puede convertirse en un ciclo interminable. Con todo, la pieza invita a reflexionar: ¿qué significa ser uno mismo cuando la belleza se define y redefine en cada cultura?