No Image x 0.00 + POST No Image

Anillos blancos en el Pacífico: 27,000 barriles revelan un secreto tóxico enterrado frente a California

SHARE
0

Un mapa de halos blancos alrededor de barriles hundidos revela un pasado tóxico que no ha terminado. Un sondeo detectó alrededor de 27,000 barriles dispersos en la cuenca de San Pedro, una fracción de las estimaciones de medio millón que la industria del DDT habría vertido en el Pacífico frente a Los Ángeles, cerca de Catalina. Aunque el DDT y sus subproductos siguen presentes en el lecho marino, los barriles no parecen ser la fuente principal. Este hallazgo plantea preguntas urgentes sobre qué contenía realmente ese legado químico y cuánto daño permanece en el ecosistema.

Anillos blancos en el Pacífico: 27,000 barriles revelan un secreto tóxico enterrado frente a California

La sombra del pasado: ¿cuántos barriles quedaron y quién los dejó?

A mediados del siglo XX, miles de contenedores con contenidos desconocidos fueron arrojados al Pacífico frente a la costa de Los Ángeles, cerca de Catalina. En la última década, equipos robóticos submarinos han encontrado sus restos corroídos una y otra vez. Un sondeo reciente estima que hay unos 27,000 barriles en la cuenca de San Pedro, lo que representa apenas una fracción de un posible medio millón de barriles vertidos por la industria del DDT, especialmente la Montrose Chemical Company. El EPA, en 2021, confirmó que los residuos ácidos que contenían DDT se almacenaban y transportaban de forma diferente, no en estos barriles: “Residuos ácidos que contenían DDT se almacenaban en grandes tanques de almacenamiento en superficie, transportados al Puerto de Los Ángeles en camiones cisterna, bombeados a las barcazas de Cal Salvage que luego eran remolcadas al Sitio de Eliminación #2 y vertidos al océano.”

La sombra del pasado: ¿cuántos barriles quedaron y quién los dejó?

El enigma de los halos: lo que el interior de los barriles nos dice

Los halos blancos y las concreciones que rodean muchos de estos barriles son la pista más reveladora. El muestreo de sedimentos alrededor de tres barriles mostró que su contenido no era lodo ácido; al contrario, era extremadamente alcalino. El pH era tan alto que casi no quedaban microorganismos salvo aquellos que habitan en entornos hidrotermales y fuentes alcalinas. Como señala la bióloga Johanna Gutleben, “DDT no fue la única cosa que se arrojó en esta parte del océano y tenemos solo una idea fragmentada de qué más se vertió allí. Solo encontramos lo que estamos buscando, y hasta este momento hemos buscado principalmente DDT”. El material sólido que rodea los barriles está compuesto principalmente por brucita. A medida que la brucita se disuelve, el pH del sedimento continúa elevándose, formando halos de carbonato de calcio, una huella fantasmal en el sedimento.

El enigma de los halos: lo que el interior de los barriles nos dice

La conclusión que rompe esquemas: DDT no era el único residuo

Las investigaciones señalan que el DDT no es el único residuo: el DDT y sus subproductos son abundantes en las aguas de la cuenca de San Pedro alrededor del sitio de vertido de Catalina, pero no están más concentrados cerca de los barriles. Como explica Gutleben: “DDT no fue la única cosa que se arrojó en esta parte del océano y tenemos solo una idea muy fragmentada de qué más se arrojó allí. Solo encontramos lo que estamos buscando, y hasta este momento hemos estado buscando principalmente DDT.” Además, “Una de las principales corrientes de desecho de la producción de DDT era ácido, y no la pusieron en barriles.” Y pregunta: “¿Qué fue peor que el desecho ácido de DDT para merecer ser puesto en barriles?”

La conclusión que rompe esquemas: DDT no era el único residuo

Implicaciones y futuro: un legado que aún no entendemos

El hallazgo subraya que el daño es local y persiste más de 50 años después. Paul Jensen, biólogo marino de Scripps, comenta: “Es sorprendente que 50 años después todavía se vean estos efectos. No podemos cuantificar el impacto ambiental sin saber cuántos barriles quedan, pero está claro que está afectando a los microbios de la zona.” La investigación, publicada en PNAS Nexus, destaca la necesidad de cartografiar y monitorear este legado químico para entender su alcance y posibles repercusiones futuras.

Implicaciones y futuro: un legado que aún no entendemos