Abandonado a morir en la cima del mundo: Beck Weathers, la historia increíble de sobrevivir al Everest
En mayo de 1996, una de las tormentas más feroces de la historia del alpinismo dejó 12 muertos en la cima del Everest. Beck Weathers, un patólogo de 49 años y apasionado de las Siete Cumbres, estuvo al borde de la muerte bajo la nieve. A pesar de haber sido dejado atrás, Beck emergió, encontró fuerzas y logró descender hasta volver al campamento. Su milagrosa recuperación se convirtió en una de las historias más extraordinarias de supervivencia en la historia de la escalada. La historia de Beck inspiró la película Everest (2015), que llevó su experiencia al cine. Este relato reconstruye lo que ocurrió en las horas siguientes y cómo ese episodio convirtió su vida para siempre.
In This Article:
- Un sueño en medio de la oscuridad: la depresión, las Siete Cumbres y la vigilia de Beck
- El ascenso que se vuelve tormenta: ceguera, promesas y una tormenta que no perdona
- La muerte aparente y la salvación milagrosa: del coma hip térmico a un regreso imposible
- Una segunda vida: familia, vuelos y un legado que inspira
Un sueño en medio de la oscuridad: la depresión, las Siete Cumbres y la vigilia de Beck
La vida de Beck estuvo marcada durante años por la depresión. La escalada se convirtió en una válvula de escape, un modo de sobrevivir al dolor interior. Su gran objetivo era mirar la Tierra desde la altura máxima: completar las Siete Cuntas, siguiendo el ejemplo de Richard Bass, el pionero de esa odisea continental. Antes de Everest, Beck ya había probado su temple en Vinson Massif, en la Antártida, y, apenas tres años después, se lanzó a la cima del mundo. Para prepararse, afinó su equipo y tomó una decisión radical para corregir su visión: se sometió a una queratotomía radial para corregir la miopía, un procedimiento que, en altas cumbres, hacía temblar al más experimentado de los escaladores.
El ascenso que se vuelve tormenta: ceguera, promesas y una tormenta que no perdona
El grupo de ocho alpinistas, liderado por Rob Hall de Adventure Consultants, inició el ascenso con un ánimo alto. Pero Beck, tras la operación ocular, sintió cómo su córnea se deformaba bajo las condiciones extremas de gran altitud y frío, quedando casi ciego al anochecer. Hall detectó el riesgo y ordenó a Beck que no avanzara, que esperara mientras el resto llegaba a la cumbre. Beck aceptó, pero decidió permanecer solo en el South Col, rechazando la ayuda de otros grupos para no romper su promesa. Sin embargo, una tormenta repentina envolvió a la montaña y aisló a todos. A las 17:00 del 10 de mayo, la situación se volvió crítica: Hall quedó atrapado en la cima y un miembro de su equipo partió para asistir a Beck. El viento superó los 150 km/h y las temperaturas cayeron por debajo de los -40°C; varios alpinistas se desorientaron y cayeron inconscientes en la ventisca.
La muerte aparente y la salvación milagrosa: del coma hip térmico a un regreso imposible
Mike Groom llegó en un instante crucial, tomó a Beck y lo llevó de regreso al campamento bajo una cortina de nieve y visibilidad casi nula. Beck perdió una de sus manoplas y su mano derecha quedó expuesta al hielo; el viento lo lanzó fuera de la ruta. A la mañana siguiente, los guías, creyéndolo muerto, lo encontraron con la cara cubierta de escarcha y la chaqueta desabrochada; su cuerpo quedó inmovilizado por el frío. Pero al oscurecer, Beck entró en un coma hipotérmico; cuando el sol volvió a salir, una oleada de adrenalina recorrió su cuerpo y, con un ruego silencioso, logró levantarse y acercarse al campamento. Llegó a la base, recibió atención médica y, en Katmandú, sería sometido a múltiples amputaciones: mano derecha, dos dedos de la izquierda, parte del pie y una parte de la nariz. Los cirujanos lograron reconstruirle la nariz usando piel del cuello y de la oreja.
Una segunda vida: familia, vuelos y un legado que inspira
Al volver a casa, Beck decidió dejar el alpinismo de alto riesgo. Reconciliado con su esposa, prometió cambiar su vida y dedicar más tiempo a la familia. Más tarde encontró un nuevo amor: volar. Disfrutaba pilotar su Cessna 182-Turbo y contemplar la tierra desde el cielo, sintiendo la libertad que da el aire libre. A los 70 años, su esposa lo instó a abandonar por completo cualquier empresa extrema. A los 78, Beck vive en Dallas en una casa que ya no recuerda al hombre que un día fue alpinista. En su pared cuelga una única foto de mayo de 1996: la imagen de su reencuentro con Beck tras la escalada. La historia de Beck Weathers trascendió la frontera de su vida personal y dio origen a la película Everest (2015), que llevó su experiencia a millones de espectadores.