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8.000 me gusta en 30 minutos: la click-farm de Hong Kong que convierte teléfonos en votos

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8.000 me gusta en 30 minutos. ¿Cuántas personas hacen esa hazaña? Ocho. Y detrás, docenas de smartphones reunidos en una vivienda pequeña. Este es el perfil de una click-farm: una operación humilde que manipula la visibilidad de publicaciones sin recursos de una gran corporación. A diferencia de las bótfermas que envían comentarios humanos, estas granjas se centran en acciones rápidas y contables: likes, descargas de apps y valoraciones de cinco estrellas. A fuerza de números, lo que parece trivial adquiere poder y confianza para miles de usuarios. Este fenómeno revela una economía de la aprobación y el impacto de los números en las redes.

8.000 me gusta en 30 minutos: la click-farm de Hong Kong que convierte teléfonos en votos

Qué es una click-farm y cómo funciona

Una click-farm ofrece un servicio de un clic: acciones automatizadas como dar me gusta a publicaciones, descargar apps gratuitas y calificarlas con cinco estrellas. A veces se manipula el precio de una app para provocar miles de descargas en un día, quitando temporalmente el precio y luego restableciéndolo. Esto no se limita solo a App Store; se aplica a otras plataformas y a campañas de reseñas. No solo se generan likes: también se crean reseñas para tiendas, a menudo con emojis y comentarios breves como “¡Clase! ¡Genial!”. En estas operaciones, el lenguaje del ejecutor no importa; las granjas se abren en los países más baratos pero tecnológicamente avanzados: China (con Hong Kong), Vietnam e India. La red de granjas no es necesariamente una megaestructura: puede estar administrada por una persona que reparte sus granjas por la ciudad para que, si una instalación falla, el resto siga funcionando.

Qué es una click-farm y cómo funciona

Dónde operan y por qué Hong Kong sirve como base

Las click-farms suelen ubicarse en países que combinan coste bajo y capacidad técnica: China (principalmente Hong Kong, por su marco legal relativamente más flexible), Vietnam e India. El idioma no es un obstáculo: el ejecutor puede trabajar para distintos mercados sin depender de un único idioma, y la red puede repartirse por la ciudad para reducir riesgos si aparece un problema en una granja. En China, la ley restringe el uso de WeChat: cada teléfono puede tener solo una cuenta. Por eso muchas granjas operan con dispositivos hackeados y una infraestructura ilegal que atrae la atención policial. En otros lugares, como Tailandia, la práctica de inflar números también puede estar prohibida.

Dónde operan y por qué Hong Kong sirve como base

La mecánica diaria y el costo humano

En una vivienda de dos habitaciones cabe como máximo ocho personas. No se necesita educación formal: el aprendizaje suele durar unas dos horas. Trabajan en turnos de 12 horas, pero no de forma oficial. Es trabajo en la sombra: cuanto más turnos tomes, más ganas, pero sin contrato que proteja al trabajador. El objetivo es imit ar el comportamiento humano: para dar una valoración, se debe pasar aproximadamente tres minutos dentro de la app. Cada smartphone cambia de IP unas 20 veces al día, aunque primero se ejecutan todas las tareas desde una misma IP. En India, por ejemplo, se prefieren laptops; en otros países, los smartphones dominan. El costo: los me gusta reales y los automáticos sin verificación de calidad suelen costar igual. Si se exigen IPs de un solo país o cuentas antiguas, el precio sube.

La mecánica diaria y el costo humano

Impacto, regulación y futuro

Antes se creía que las click-farms chinas se especializaban en subir el rating de videos en YouTube y TikTok, lanzando videos desde cientos de smartphones para darle impulso a un canal. En India, el énfasis estaba más en likes y en impulsar perfiles de Instagram. Con el tiempo, las granjas han buscado cubrir una gama cada vez más amplia de servicios. ¿Quién ganaría si surgiera un programador capaz de burlar todas las defensas contra bots y reemplazar por completo a las click-farms? Un desarrollador inteligente podría, en teoría, hacerse rico, pero de momento estos sistemas siguen operando —y nuevos actores los utilizan a través de Telegram u otras plataformas— y la policía los persigue, pero no desaparecen. ¿Y tú? ¿Alguna vez has inflado tus likes por vanity? Si te interesa el tema, comparte y comenta.

Impacto, regulación y futuro