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14 infartos, 3 se volvieron locos y 1 millón de turistas al año: así un trabajador de fábrica convirtió un simple bosque en un parque de figuras de cemento

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Una historia de obsesión y contradicción desde un rincón de Finlandia. En el paisaje donde trabajaba un hombre común, un terreno se convirtió en un mundo de hormigón y figuras humanas. Con el tiempo, ese lugar —que empezó como un simple jardín para la familia— atrajo a un millón de turistas al año. Pero también dejó cicatrices: desde 2010, el parque ha provocado 14 infartos y 3 colapsos mentales entre sus visitantes.

14 infartos, 3 se volvieron locos y 1 millón de turistas al año: así un trabajador de fábrica convirtió un simple bosque en un parque de figuras de cemento

Orígenes humildes y un sueño que crece

Veijo Rönkkönen nació en 1944 en un pequeño pueblo de Finlandia. Su familia trabajaba en una fábrica de pulpa y él siguió sus pasos, trabajando como prensador en la misma planta. A los 16 años sus padres murieron y quedó solo, frente a la presión de una deuda que se acercaba. Un empleado del banco tocó a su puerta y preguntó si tardarían en pagar la casa. En ese momento decidió tomar un crédito para comprar la casa de sus padres y, a la vez, emprender una audaz aventura: talar parte del bosque de su parcela para vender madera y así amortizar la deuda. En pocos años logró pagar el crédito gracias a esa madera.

Orígenes humildes y un sueño que crece

De trabajador de fábrica a escultor obsesionado

Sin abandonar su rutina, siguió trabajando en la fábrica, practicando yoga y nadando a diario. Luego llegó la extraña obsesión: en la parcela empezó a levantar figuras de concreto. Al principio eran simples; con el tiempo se multiplicaron y llegaron a parecerse a personas reales. Con el tiempo se perfeccionó el proceso: 476 figuras de personas, no todas humanas, y entre ellos casi 200 autorretratos. Para darles realismo, insertó la mandíbula de su padre en la primera figura y logró obtener dientes de un dentista local para mejorar las sonrisas. Su arte creció día a día; el vecindario lo veía como una excentricidad, y él, imperturbable, siguió adelante.

De trabajador de fábrica a escultor obsesionado

El parque que crece: atracción y misterio

Con el tiempo, el parque dejó de ser una curiosidad local para convertirse en un fenómeno turístico. La municipalidad abrió el acceso y cobró 5 euros por la entrada. Atraía a turistas, artistas y curiosos de toda Finlandia y más allá. Desde 2010, la visita dejó su marca: 14 infartos y 3 colapsos mentales entre los visitantes. A la hora de la tarde, algunos testigos cuentan que la electricidad fallaba: los autobuses no arrancaban y, de pronto, una pirámide de ladrillos parecía levantarse entre las sombras. Son rumores pero se repiten entre quienes lo han visto. Hoy el parque es reconocido como patrimonio cultural de Finlandia y figura entre las atracciones más famosas de la región oriental.

El parque que crece: atracción y misterio

Legado y vida actual

Hoy el parque es visto como una obra de arte extravagante, una bitácora de una vida de determinación y aislamiento: un hombre que convirtió un terreno de bosque en su propio mundo de cemento. Es, para muchos, una prueba de que la creatividad puede nacer de la soledad y de la obsesión. El parque fue declarado patrimonio cultural de Finlandia y atrae a visitantes que buscan lo imposible. Muchos dicen que su alma todavía vive allí, en cada figura; la historia continúa resonando en la memoria de quienes lo visitan.

Legado y vida actual